Son las 6:00 de la mañana de una gélida madrugada a bordo del Brieiro y ya no falta mucho para amanecer. Daniel se despierta, es hora de levantar el palangre, esa línea madre con varios anzuelos que sirve para capturar la merluza de pincho, tan apreciada por los españoles.
A Daniel le encantaría quedarse un poco más en la cama pero sabe que en cuanto el día aclare un poco, decenas de aves marinas rodearán el Brieiro, en el intento de robar alguna merluza desprotegida, sin ser conscientes del riesgo de quedarse atrapadas en algún anzuelo.

Daniel y otros marineros de Grupo Regal, la empresa pesquera gallega que faena en el Atlántico, se despiertan todos los días de madrugada para que eso no ocurra.
Trabajan por la noche con las luces del barco apagadas y utilizan líneas espantapájaros que hacen mucho barullo y asustan a aquellas aves más perezosas que aun así rodean el barco.

Lineas espantapájaros utilizadas por los marineros de Grupo Regal
Las afortunadas no saben que lo mejor que les podrá pasar esa mañana es cruzarse con el Brieiro y buscar alimento por sí mismas en las aguas del Atlántico.
Daniel tiene 43 años y lleva más de 20 en el mar. No ha elegido ser marinero por vocación. Daniel es marinero porque su padre también lo era. Sabe que no tiene un trabajo fácil, pero los años le han enseñado a apreciarlo: “Vivir en la mar no es fácil, hay que saber observarla y respetarla, sin respeto no se sobrevive. Pero supongo que lo mismo pasa en la tierra y en la vida en general.”

Cuando está trabajando lo hace por periodos de dos meses. Son dos meses en alta mar, tocando tierra una vez a la semana, únicamente para descargar y hacer una llamada telefónica a su familia.
Esa es la parte más difícil de su trabajo, estar lejos de su mujer y de su hija: “Aunque mi cuerpo está en la mar a bordo del Brieiro, mi corazón se queda en casa, en Camariñas, con mi mujer y mi hija.” Ellas son la parte más difícil de su trabajo pero también su mayor motivación.
“Es por ellas que estoy en la mar. Para poder darles en tierra, una vida mejor”.
Junto a Daniel siempre está Brais, un joven marinero de 20 años, que lleva solamente unos 6 meses trabajando para Grupo Regal. Cuando le hacen preguntas sobre su trabajo, siempre comenta muy seguro que las tormentas en el Atlántico no le asustan, que forman parte de toda la experiencia.
Daniel se ríe constantemente de él y a menudo le corrige. Pero Brais no se intimida, cuando habla mira fijamente a los ojos de quien le escucha y confesa que un día le gustaría ser el patrón del barco.
Brais tiene una novia llamada Marta que últimamente, no anda muy contenta con su pasión por el mundo de la pesca. Pero Brais no tiene dudas sobre lo que quiere hacer durante muchos años:“Es importante saber trabajar sin hacer daño al recurso marino del cual dependemos. Yo quiero seguir trabajando en la mar durante muchos y muchos años. Es por eso que he elegido a Regal, porque sé que aquí las cosas se hacen bien”.
El mar es, sin duda, su pasión, sin embargo, siempre que se acerca a tierra no deja de mirar su móvil, en busca de la primera rayita de red que le permitirá enviar a Marta los whatsapps que escrupulosamente guarda, todas las noches, como borradores.
Eliseo es el patrón del Brieiro y sabe que lo mejor que puede hacer por sus marineros es dar el ejemplo: “Si me entra tristeza, lo mejor es estar callado, quejarse es lo peor que se puede hacer en alta mar.”
La tristeza contagia y Eliseo nunca está triste, quiere ser un modelo para toda la tripulación.
La naturaleza del hombre siempre se muestra cuando se está lejos de la seguridad de la tierra. La buena y la mala. En el mar siempre alguien te echará una mano, nunca se está solo porque solo no se sobrevive.
“Sabes que perteneces a una cadena que no puede ser destruida, porque dependemos unos de los otros. El marinero del otro marinero, del patrón del barco, del dueño de nuestra empresa, de la señora o del señor que compra nuestra merluza en la pescadería, pero principalmente de los recursos y del medio marino que sostienen nuestros trabajos, nuestras vidas y de las de las próximas generaciones. Nuestra mar es también, su mar”, concluye Daniel.
Son las 4:00 de la tarde y después de una dura semana, el Brieiro llega al puerto. En cuatro horas los marineros tendrán que descargar toda la merluza que han capturado esa semana y al final de la tarde ya estarán saliendo otra vez, aprovechando la alta marea, indispensable para entrar y salir del puerto. Les espera una nueva semana de aventuras en el Atlántico.
Pero ahora no hay que pensar en eso. Hay mucho trabajo por hacer. Si descargan rápido quizás les sobre un poco de tiempo para aprovechar las preciosas rayas de red que aparecen en sus móviles.

miMarsuMar. A la pesca de futuras generaciones.
La merluza de pincho de los marineros de Regal se encuentra a la venta en los centros Alcampo. Al comprar merluza con la ecoetiqueta azul MSC estás reconociendo el buen trabajo de Daniel, de Brais, de Eliseo, de José, de Francisco y de los demás marineros de Regal.
¡Muchas gracias por tu elección!
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Patrick Bolger